27 de mayo de 2013

América es Campeón del Clausura 2013

Fue toda una hazaña, un hito en la historia del futbol mexicano, América levanta su título 11 de una forma inexplicable, como su fuera un guión de su empresa televisiva: con un hombre menos, perdiendo por dos goles, con Cruz Azul encima y a punto de poner una daga que jamás logró clavar… entonces vino la remontada, un par de anotaciones sobre tiempo de compensación, el alargue y los penaltis. Y ahí, en esas instancias, La Máquina dejó de carburar, regresaron sus demonios, le temblaron las piernas y las Águilas se llevaron el título. Sí, ódienlas más.

Quizá fue un partido al que le faltó mejor futbol durante grandes lapsos, pero ese cierre azulcrema dramático, vertiginoso y voraz tardará mucho tiempo en borrarse de la mente de sus seguidores ante un Estadio Azteca que parecía auténtico coliseo romano, que no daba crédito a las adversidades que debió solventar su escuadra, pero que rugió al conocer al nuevo Campeón.

Y es que apenas al minuto 14, Jesús Molina fue expulsado de forma rigorista al derribar a Pablo Barrera a las afueras del área, pero no se trataba del último hombre, ya que Diego Reyes estaba a punto de cerrar. Como si no fuera suficiente castigo, Teófilo Gutiérrez anotó al 20’, era el 2-0 global, un golpe letal, lejano a la reciente historia de matices grisáceos que ha corroído a La Noria.

Parecía que se acababan los 15 años sin título, los torneos de burlas, el mote de ‘subcampeonísimo’, los demonios y los embrujos. Tuvieron para finiquitar al rival, pasearlo en su cancha, exhibir todas sus carencias con un hombre de más, pero no, perdonaron de forma increíble: primero fue un tiro de Alejandro Castro, después un disparo al poste del ‘Chaco’ que Teófilo Gutiérrez no pudo contrarrematar y, la imperdonable, fue la de Pablo Barrera, quien teniendo mejor ubicado al ‘Chuleta’, le entregó su tiro a Moisés Muñoz.

Justo se entonaba el ‘Cielito Lindo’ celeste cuando Aquivaldo Mosquera se elevó por los aires y acortó el marcador al 88’. Los americanistas revivieron, aquellos que incluso se habían salido del estadio regresaron corriendo. Para ese entonces, América estaba volcado al frente con los ingresos del ‘Hobbit’ y Osvaldo Martínez, cercaron a unos celestes que entraron en shock, en estado de pánico, toda la sobriedad enervada hasta entonces se hizo trizas.

El juego estaba en la compensación, en sus resquicios cuando Moisés Muñoz se agregó al frente para rematar de ‘palomita’, su envío iba hacia un costado del marco, pero el destino quiso que se metiera en las redes luego de un desafortunado desvío de Alejandro Castro. Los americanistas entraron en catarsis, el Azteca era una locura, vibraba, temblaba, parecía un demonio que cobraba vida. Justo en ese momento se acabó el partido en la fase regular y se extendió a tiempos extra.

Cruz Azul no dio señales de vida a partir de entonces, fue un fantasma en la cancha, estaba noqueado, pero se aferraba a seguir de pie. Incluso, los azulcrema pudieron marcar, pero Jesús Corona se tornó providencial al sacar del ángulo inferior un disparo del ‘Chucho’. Con diez hombres, los amarillos eran mucho más que su oponente.

El juego se llevó hasta lo último y se definió en la tanda de penaltis. Y entonces se develó la piel más profunda celeste, esa que no logra sacarse el cáncer de la derrota. Javier Orozco falló de forma displicente su tiro, mientras Alejandro Castro lo voló tras resbalarse. El título estaba decantado, ni siquiera los aciertos de Rogelio Chávez y Gerardo Flores se opusieron a los cobros perfectos de Jiménez, Benítez, Osvaldo Martínez y sí, #todoesculpadeLayún, o quizá no todo en esta Final, pero sí el cobro que le dio el campeonato a su escuadra, el número 11 de su historia.