A cinco minutos del final del partido, por fin llegó el momento
que tanto habían esperado los 50 ciudadanos neozelandeses que
asistieron a la ida de la reclasificación mundialista. No importó que su
equipo
ya había recibido cinco goles, que presenciaron la -casi-
la
eliminación de su Selección y que contemplaron los gritos de 100,000
personas maldiciendo a sus jugadores; el gol de Chris James despertó en
los oceánicos abrazos, algarabía, aplausos, pero sobre todo, sintieron
el compromiso de sus futbolistas hacia ellos; porque, no importa el
deporte, la adversidad o el resultado, siempre existirá un kiwi alentado
las hazañas de sus deportistas en cualquier parte del mundo.
“Somos muy apasionados de los deportes
y hemos venido no por que nos guste el fútbol, sino porque en cualquier
sitio que esté un equipo del país, tenemos el sentimiento de apoyar”,
comentó a El Economista Adrienne Wineera, asesora política y de Asuntos
Consulares de la Embajada de Nueva Zelanda en México.
En general, no existe un interés
genuino por el futbol de parte de los neozelandeses que radican en
México; ayer, al menos 80% de los aficionados que ocuparon la zona de
tribuna visitante eran mexicano, australianos y canadienses.
De la tribuna visitante, salían gritos que certifican que no se puede simular la pasión.
Niños, hombres y mujeres mexicanos acompañaban la voz monumental del
estadio a la hora de cantar el “Cielito lindo”. Mientras, los kiwis
festejaban cada vez que su portero contenía un disparo de los delanteros
mexicanos. “Sabemos que son mejores que nosotros, pero para nosotros
estar aquí ya es un logro”, expresó un neozelandés con cerveza en mano.
UN PARTIDO SIGNIFICATIVO
“Es el evento más importante en los últimos años para la comunidad
neozelandesa en México”, explicó Clarke Kelly, embajadora de la isla en
nuestro país, en una ceremonia previa al partido para agradecer la
presencia de los invitados, “es la oportunidad de crear y fortalecer
lazos comerciales entre ambos países; de no ser por el partido, no se
hubieran acercado a conocernos”, agregó la diplomática.
Entre la población neozelandesa en territorio mexicano existen
estudiantes, voluntarios de causas sociales y empresarios. El partido
sirvió para que directores neozelandeses de compañías agropecuarias
convivieran y emprendieran nuevos proyectos con sus pares mexicanos, de
ahí la importancia de la reunión.
Por eso, en la grada, los mexicanos explicaban algunas circunstancias
del partido a los seguidores de los all whites como los fuera de lugar,
las faltas y los gritos de los mexicanos cada vez que el portero rival
despejaba el balón. Sin importar el resultado, los kiwis festejaron a
sus futbolistas al final del partido, “para nosotros es un logro haber
llegado hasta aquí”, dijo un seguidor de Nueva Zelanda, mientras afinaba
un nuevo negocio con un empresario mexicano.
Vía El economista
14 de noviembre de 2013
Excusa para cerrar un negocio: futbol
Autor Apuntes de Futbol
Fecha 3:41 p.m.
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